Universidad Miguel de Cervantes

La Semblanza de Leonor Oyarzun viuda de Aylwin.

Leonor Victoria Oyarzún Ivanovic
(10 de marzo de 1919-20 enero 2022).
 La Universidad Miguel de Cervantes expresa su profundo pesar, por el fallecimiento de la Señora Leonor Oyarzún, a la edad de 102 años.
Como todo en su vida, su muerte ocurrió lejos de la vorágine, rodeada de su familia y en un espacio de oración y serenidad.
Dimensionar lo que la Señora Leonor le entregó a su familia y a Chile, resulta necesario y constituye un acto de justicia. Ella, a mucha distancia de ser “la mujer detrás de un gran hombre”, fue la compañera que caminó junto a don Patricio Aylwin Azócar, con quien compartió la mayor parte de su vida.
Sostenida siempre por sus firmes valores cristianos y humanistas, fue parte sustantiva del carácter que definió a la transición de Chile hacia la democracia. Su intransable apego a la verdad, la justicia y el entendimiento a través del dialogo desapasionado, se fundía por su total desinterés por la exposición pública y un espíritu de servicio excepcional.
El rol que cumplió como “Primera dama”, siempre le incomodó, pues ella se sentía una mujer chilena como cualquiera otra y trabajó más bien como la servidora de todas y todos, con una prioridad muy clara por los más débiles y por aquellos que sufrían las peores vulnerabilidades. Su vocación cristiana le hacía entender que quien tiene las posibilidades de ejercer un cargo público, debe asumir con humildad y la mayor responsabilidad las tareas que se le encomiendan.
En ese aspecto, la señora Leonor, es un ejemplo para la actividad política tan desprestigiada por estos días. Su profundo sentido del valor de la austeridad, era parte esencial de su modo de vivir. Rechazaba los privilegios y prefería la gratificación del gesto hecho con amor y distante de las cámaras. No era necesario recibir aplausos, por actitudes que ella estimaba como su simple deber.
Era su naturaleza discreta y sencilla, la que la transformó en una gigante y en una mujer imprescindible.
Reciba entonces, nuestro homenaje y nuestra admiración. Las nuevas generaciones podrán ver en ella, un modelo a seguir y un estilo de vida que nos acerca a la felicidad verdadera.
La señora Leonor, se queda en la memoria y en el corazón de Chile, como testimonio del buen vivir, que busca no solo la felicidad personal o la de los más cercanos, sino la de esa comunidad de hermanos y hermanas, que están en todas partes y que recorren toda la historia humana.