Universidad Miguel de Cervantes

La Universidad Miguel de Cervantes presentó “El Tahúr, o la hija del diablo” en los Jardines Santuario Basílica La Merced

En una mañana cargada de magia y tradición, la Universidad Miguel de Cervantes deslumbró a niños, niñas y adultos con la presentación de la obra teatral “El Tahúr, o la hija del diablo” en los refrescantes Jardines Santuario Basílica La Merced. La pieza, inspirada en el “Libro Sabiduría Chilena de Tradición Oral” de Gastón Soublette, fue llevada a escena por la talentosa Compañía de Teatro “Cielo Abierto”.

La representación, a cargo de las actrices Ana Cosmelli y Sara Cecchetto, junto al compositor e instrumentista Francisco Campos, sumergió a los espectadores en un cuento arraigado en la rica tradición oral chilena. La historia busca mantener viva la sabiduría expresada en el libro, involucrando a la audiencia en un espacio de encuentro donde la magia y la reflexión se entrelazan.

La trama sigue la historia de Pedro, un joven entusiasta en la competencia de luchas y apuestas, pero notablemente flojo en otros aspectos de su vida. Tras quedarse sin competidores, Pedro es tentado por el Diablo en una apuesta que cambiará su destino. El muchacho pierde su alma y se ve obligado a presentarse en la ciudad del mismísimo Diablo. En su viaje, se encuentra con diversos personajes que lo protegerán y ayudarán a salvarlo de los infiernos, aunque la naturaleza de Pedro complicará cada circunstancia.

Después de la cautivadora presentación, el grupo de actores llevó a cabo una mediación pedagógica, invitando a los espectadores a reflexionar sobre los temas abordados en la obra. Además, ofrecieron una exposición sobre el Guitarrón chileno y el Canto a lo Poeta, elementos fundamentales de la música presente en el montaje.

Como todo cuento de tradición oral, la historia de Pedro culmina con la restauración del orden y la posibilidad de que, habiendo comprendido el sentido de su travesía, pueda optar libremente por el bien. La obra, más que un simple espectáculo, se convierte en una experiencia que une la cultura, la reflexión y la música, dejando una huella imborrable en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de presenciarla.

TEMÁTICAS PRESENTES EN LA PUESTA EN ESCENA

La riqueza contenida en los relatos populares revela una generosidad única al plasmar la complejidad y misterio de la condición humana. Los personajes que pueblan estas historias son cercanos y cotidianos, experimentando una gama diversa de problemas y conflictos internos, reflejando así la universalidad de las experiencias humanas.

Involucrarse en esta representación brinda a los espectadores la oportunidad de identificarse y reconocerse, permitiéndoles comprender las innumerables posibilidades de transformación que ofrece la naturaleza humana. Además, en los cuentos, todo encuentra su orden: los equilibrios se restablecen, lo que estaba fragmentado se reúne, y lo que parecía perdido encuentra su camino. Esta idea unificadora y luminosa es algo que queremos resaltar y compartir con los espectadores que son invitados a sumergirse en nuestra narrativa.

Asimismo, consideramos fundamental destacar el sentido de pertenencia que estos cuentos nos ofrecen. Los temas, personajes y arquetipos que representan trascienden las fronteras de la tradición chilena y se encuentran presentes en relatos de diversas culturas. Esto no solo nos conecta con una narrativa humana colectiva, sino que también nos invita a sentirnos parte de una historia que trasciende barreras temporales y geográficas.

Gastón Soublette descifra los misterios del cuento tradicional chileno

Más de 60 años ha durado el enamoramiento de Gastón Soublette Asmussen con la cultura popular. Primero admiró sus formas. Las décimas del Canto a lo poeta y las cuartetas del cancionero tradicional le atraían por igual. Le seducían sus textos y también su música.

Fue todo por influencia de Violeta Parra. Su enamoramiento trascendería la forma y llegaría al espíritu, cuando empezó a hacer clases, pues comenzó a trabajar con criterios de interpretación. “Empecé a descubrir que había mensajes en el arte”.
“veía que en el texto hablado de nuestro pueblo hay subyacente una filosofía muy profunda”. Un tesoro escondido en las décimas del canto a lo divino y del canto a lo humano, en los refranes, las leyendas, las anécdotas, los cuentos y el cancionero.

En todo ese conjunto enorme, se ve que hay una cultura que le da más identidad al país que la cultura ilustrada, en el subyace una escuela de sabiduría, es decir, de conocimiento sobre el sentido de la vida.

Soublette lanza el volumen: “Sabiduría chilena de tradición oral (Cuentos)”,
De la antología de Laval, eligió cinco cuentos maravillosos que representaran a las cinco tipologías más abundantes en la tradición chilena: con protagonista masculino y femenino, y de extracción aristócrata o popular. El quinto tipo, dice el investigador, “muestra la lucha del bien y del mal con la intervención del Diablo en la vida de los hombres”.

Los cuentos elegidos son: “El pájaro Malverde”, “La princesa del retrato”, “El príncipe loro”, “El castillo de la flor de lis” y “El tahúr o la hija del Diablo”.
Cada relato se acompaña de una elaborada interpretación.

Soublette asegura que todos los cuentos de tradición oral, sean de origen indio, chino, celta o árabe, presentan los mismos patrones narrativos. Siempre hay un héroe, que nace con aptitudes extraordinarias, pero en un medio desfavorable para que las desarrolle. “Y ese medio está viciado. Si el héroe es un príncipe, por ejemplo, su padre se vuelve ciego. Es decir, ha perdido su sabiduría. Entonces el héroe es llamado a llenar esa carencia. Para ello, vive un viaje iniciático, en el que es sometido a grandes pruebas sobre tres puntos: placer, poder y vanidad. En la tradición chilena, el pecado que no se le permite es la lujuria, que lo descalifica por completo, porque los cuentos provienen de la literatura caballeresca europea, de los grandes poemas épicos”.

Interpretación simbólica

Los cuentos maravillosos, dice Soublette, son versiones populares de los mitos heroicos. Y por eso, al interpretarlos considera lo que Carl Jung llama “individuación”. “La psique se entiende como un yo servido por dos clases de energía psíquica: el ánima -de naturaleza femenina, intuitiva y materna- y el animus -su complemento paterno, activo y fuerte-, y cuando un reino, por ejemplo, está en decadencia, prima el animus sobre el ánima. Solo hay soluciones de fuerza”, apunta.

El héroe debe equilibrar la balanza psíquica. “Ese proceso nos lleva a la parte oscura del ser humano formada por la ‘sombra’ -el lado oscuro de la personalidad que uno no quiere ver- y la ‘persona’ -la falsa identidad que cada uno se va creando para no tener problemas con los demás”. Y para enfrentar a su sombra, requiere coraje: “Cada vez que falla, si tiene el corazón bien puesto, viene el arrepentimiento, y ahí se conoce a sí mismo. Y la persona va desapareciendo, uno se vuelve auténtico, pues ya no teme a la verdad”.

“El tahúr o la hija del Diablo”. Es hijo de dos ancianos humildes, pero es tan afortunado en los juegos de azar que el mismísimo Diablo se bate a duelo con él. “Eres mío”, sentencia, al ganarle, le da un machete y lo compromete a ir a su casa. En su periplo, Pedro se encuentra con Mariquita, quien le ayudará, magia mediante, a cumplir todos los encargos que le hace el Diablo.

“En este cuento, el ser amado aparentemente es un ser distinto del héroe, pero simbólicamente es una proyección de su propia alma. En el fondo, Mariquita es su ánima, lo que significa que él tiene todavía reservas espirituales que pueden salvarlo”, revela Soublette. Sin embargo, Pedro termina olvidándose de ella, y se compromete con otra. Mariquita irrumpe en la boda y pone una palangana con agua entre los invitados. Saltan adentro dos patitos, y se ponen a conversar. La patita le recuerda, una a una las veces en que le ayudó. “Le dice ‘Te acuerdas, Patito cuando esto, te acuerdas de esto otro… Hasta que al final, él asume ‘¡Jaijay, que me acordé! Es la voz de la conciencia, que lo está incriminando permanentemente. Esto está tomado del mito de Orfeo, quien traiciona tantas veces a Eurídice con mujeres de muy inferior calidad, que ella termina muriendo, y él pierde su identidad. Por eso las bacantes destruyen su cuerpo y entregan sus pedazos a los perros, ese es el castigo por haber traicionado a su destino, traicionó su alma”, explica. El Orfeo chileno, en cambio, se salva por su reserva espiritual: “El Diablo se enoja muchísimo cuando Pedro tira el machete que él le había regalado, diciendo ‘¿Para qué quiero esta porquería?¡Más es lo que estorba!’, porque eso significaba que, inconscientemente, estaba rechazando el mal”.

Extracto de artículo publicado en el diario el mercurio reproducido en: https://purochilemusical.blogspot.com/2013/09/gaston-soublette-descifra-los-misterios.html