En su columna de opinión la rectora resalta un aspecto crucial en el debate sobre la educación universitaria: la necesidad de transitar hacia un sistema más inclusivo en lugar de incrementar la selectividad. En ella argumenta de manera convincente que la actual tendencia hacia la selectividad exacerbada en la admisión a las universidades chilenas perpetúa desigualdades socioeconómicas preexistentes.
El énfasis en pruebas estandarizadas como único criterio de admisión refuerza las desigualdades desde etapas tempranas de la educación básica y media, donde las disparidades socioeconómicas ya son evidentes. Estos exámenes no toman en cuenta el contexto y las dificultades que enfrentan los estudiantes de bajos recursos, lo que resulta en una exclusión sistemática de aquellos que podrían beneficiarse de la educación superior.
El artículo también destaca cómo las desigualdades en el acceso a la educación impactan directamente en el desempeño académico y las oportunidades laborales futuras. La brecha entre los resultados de las pruebas de comprensión lectora de estudiantes de diferentes estratos socioeconómicos es alarmante y revela una injusticia estructural que niega oportunidades a quienes más las necesitan.
La propuesta de promover la inclusión universitaria como una prioridad estatal es fundamental. Esto implica no solo garantizar el acceso a la educación superior para todos, sino también crear condiciones equitativas que permitan a diversas instituciones definir sus propios criterios de admisión, considerando el contexto y las capacidades individuales de los postulantes.
Fuente: La Segunda