Problema
Una preocupación particular en este contexto, es la pérdida de hidratación y firmeza ocasionada por el incremento de la temperatura de la fruta después de ser cosechada, que provoca descartes de entre 15% y 20% del total de las cerezas por no alcanzar calidad de exportación.
A pesar de que existen tecnologías que permiten enfriar y mantener la temperatura de la fruta, su alto costo y complejidad en el manejo las hacen prohibitivas para los pequeños y medianos productores, ya que además de la inversión en equipamiento, estas tecnologías implican un costo fijo por concepto de potencia contratada anual, una opción poco rentable cuando el tiempo efectivo de uso es mejor a un mes por año. En este contexto, para un productor pequeño o mediano con un huerto promedio en la Región Metropolitana, donde las temperaturas medias ascienden hasta los 30 grados en el tiempo de la cosecha, es posible estimar una pérdida económica por descarte de al menos 15.925 USD al año (5% de pérdida).
La alternativa actualmente utilizada en estos huertos de menor tamaño es la implementación de procedimientos que permitan paliar los efectos nocivos del alza de temperaturas, a través de prácticas como esponjas húmedas, almacenamiento en lugares frescos, a la sombra y bien ventilados, aplicación de agua de pozo para enfriar y minimización del tiempo que los bits permanecen en el huerto después de la cosecha. Sin embargo, en el mejor de los casos estas prácticas resultan en una temperatura media de 16º C, una medida todavía muy por encima de los 10º C considerados óptimos para la cereza.
Solución
Bajo la premisa de buscar una solución que permita a los pequeños y medianos productores mantener la fruta cosechada a una temperatura de máximo 10º C en el huerto, se plantea el desarrollo de un nuevo sistema tipo hidrocooler, basado en energía solar y refrigeración por absorción, que permita mantener la temperatura óptima de las cerezas, evitando así la pérdida de condición por deshidratación y calentamiento excesivo para impactar de manera positiva sobre la rentabilidad de los productores.
El desarrollo de esta propuesta corresponde a una innovación de triple impacto, ya que, además de impactar de manera directa en una actividad clave de la producción a través de la introducción de un nuevo sistema que permite mantener la cadena de frio mediante el uso de energía solar y la reutilización del agua, la solución está enfocada en beneficiar a los pequeños y medianos productores agrícolas con una alternativa sencilla y económicamente dentro de sus posibilidades, mediante la combinación de tecnologías que incorporan la modularidad y la eficiencia hídrica en su diseño.
Metodología
El desarrollo contempla la metodología Design Thinking, en la que, a través de la iteración sucesiva de prototipos será posible perfeccionar el sistema hasta llegar a a la creación de un Producto Mínimo Viable o prototipo de alta resolución, que permita generar los resultados necesarios para la validación técnica y comercial del sistema de enfriamiento en huerto.